Para
iniciar esta intención de ensayo, nos hemos puesto la tarea de revisar nuestros
apuntes de la asignatura de Fonética y fonología, por el hecho de tratarse de
la temática de la entonación. Pero de entrada va el tema planteado en el
título; Lingüística y literatura.
Consideramos
muy útil retomar una temática de la lingüística que tiene que ver con la
importancia de la fonética y su ubicación dentro de la lingüística. Así es
bueno recordar que para el hombre primitivo y par cualquier sociedad, la lucha
por la supervivencia les desarrolla una lucha por la agrupación; (así nace la
sociedad) la interrelación social implica la comunicación como necesidad del
grupo social, la cual puede ser gestual, gramatical u oral, pero el humano
poseedor de un innatismo, desarrolló códigos que hacen más funcional y
multidimensional la interrelación lo cual desborda la capacidad natural de
comunicación común a todas la especies. Y es esta parte precisamente la que se
aborda en los estudios de lingüística de eminentes estudiosos como Martinet,
Quilis, Malmberg y Faure; quienes plantean un cuestionamiento al carácter lingüístico
de la entonación o las formas melódicas de la expresión.
En
un estudio de un texto titulado Nuevos y
Viejos Enfoques de la Lengua, se plantea que una de las mayores
dificultades que enfrentan los estudiosos de la entonación del español, ha sido
la de describir adecuadamente el contenido concreto, fonético de las
variaciones melódicas de la voz. Evidencian en ese estudio que el estudio de
los complejos sistemas de la lengua relativos a la gramática y al léxico es más
fácilmente accesible que la entonación a un escrutinio riguroso. Se cree
también que este sea un motivo para la falta de estudios sobre el respecto;
dado que para los análisis lingüísticos, es difícil de caracterizar en términos
de componentes, de segmentos o de rasgos esto en el marco de un modelo
coherente (Nuevos y Viejos Enfoques de
la Lengua), además los fenómenos melódicos como todo fenómeno del habla,
están sujetos a las diversas contingencias que modifican la palabra, razón por
la cual lo sistemático se presenta mediatizado por lo particular e individual;
es decir, estos estudios de los fenómenos melódicos no posibilitan llegar a
conclusiones generales que propicien una teoría como tal sino que se quedan en
percepciones particulares por el carácter individual descrito. Así la cosas,
como dice (Nuevos y Viejos Enfoques de
la Lengua) “no solamente es difícil describir la expresión común de las
variaciones de altura de la voz durante un acto de habla (natural y común),
sino también reconocer y ubicar los elementos melódicos distintivos y
sistemáticos que constituyen el subsistema estructurado de la entonación de las
lenguas naturales. Es un hecho que las representaciones sistemáticas de las diferentes
melodías distintivas de la lengua son mucho más abstractas y subespecíficas de
lo que una notación musical puede reflejar, lo cual hace que no sea evidente ni
obvio cuáles niveles, movimientos o configuraciones tonales deben considerarse
fonemáticos, es decir, contrastivos y por ende subyacentes al sistema.”
Afirma
igualmente (Nuevos y Viejos Enfoques de
la Lengua) en su escrito objeto de este estudio, que es por esta razón, que
no se presentan estudios globalizantes que describan el papel que desempeñan
los fenómenos melódicos (nótese el uso de fenómenos melódicos para referirse a
la entonación) en la significación, ni
aún como las diferencias de melodía pueden afectar todo el contenido del
mensaje, de la misma manera por ejemplo que si la puede afectar evidentemente
en lo semántico, la sustitución de un fonema por otro. Pero regresando a la
inquietud inicial, afirma que la falta de una teoría que relacione
la sustancia y la forma de la entonación con sus funciones comunicativas o expresivas
ha provocado que exista un amplio desacuerdo incluso en la definición de la
importancia lingüística que tienen los fenómenos melódicos. Aquí el autor cita
a Quilis 1987 y Martinet resaltando el carácter no discreto de la
entonación frente al discreto de los fonemas (aquí el carácter discreto se
refiere que es segmentado en unidades); pero así mismo, cita a Malmberg 1971 y Faure 1971 quienes se
oponen a la tesis anterior, afirmando que
el continuo melódico es susceptible de ser segmentado en unidades
discretas oponibles situadas en partes perfectamente localizables de la cadena
hablada al igual que las unidades fonéticas.
Pero
para poder relacionar visiblemente este análisis, hasta ahora meramente
lingüístico, dentro de la rama fonética fonológica; es necesario citar así
mismo nuevamente el texto Nuevos y
Viejos Enfoques de la Lengua cuando en su estudio se afirma que “de hecho
existen buenas descripciones sobre el español realizadas con criterios que
permitan un buen índice de confiabilidad de los resultados. Sin embargo, sin
una teoría que permita la delimitación de lo suprasegmental y prosódico, y en
particular, sin una teoría que permita la delimitación sintagmática de las
unidades específicamente entonativas, todo intento de definir usos,
significados, funciones y distribuciones del aspecto melódico del lenguaje debe
necesariamente limitarse a dos visiones distintas, cuyas manifestaciones
extrema son igualmente estériles”
Se
considera igualmente citar a (Nuevos y Viejos Enfoques de la Lengua) cuando
afirma que “Las formulaciones globales y abstractas, que por amplias obtienen
una validez muy general sobre el sistema relacional (nótese el termino sistema
relacional para pensar en e el carácter sintáctico o sea sintaxis implica
relaciones) de una lengua.”
Finalmente
(Nuevos y Viejos Enfoques de la Lengua)
dice que “De hecho tan poca importancia se le ha dado a la descripción de los
fenómenos melódicos del lenguaje, que existen casos de tratados funcionalistas
que incluyen ejemplos de la lengua escrita, en forma de citas y diálogos
extraídos de novelas y cuentos,
presentándolas como verdaderas instancias del lenguaje hablado.
Resaltamos
esto para nuestro escrito reflexivo, dado que nos llama poderosamente la
atención como futuros lingüistas y literatos del país; y es aquí cuando
acudimos al título de Lingüística y Literatura, el hecho de que de alguna
manera se presenta una relación en los estudios de la lingüística y la
literatura hasta ahora para muchos de nosotros un poco distantes; es decir no habíamos tenido la oportunidad de
entender la estrecha relación y la importancia que tiene para los estudios de
la literatura el buen conocimiento y dominio de los aspectos lingüísticos, así
mismo la utilidad de la literatura como material de estudio de los fenómenos
lingüísticos, una interesante interrelación que nos permite una real dimensión
de nuestra carrera. Sea esta una oportunidad de expresar en este escrito aunque
de naturaleza argumentativa, nuestro agradecimiento por la oportunidad de
utilizar este análisis como una fuente formación profesional, sin dudas muy
necesaria para nuestro desafío en la vida cotidiana.
ESTUDIANTES DE LINGÜÍSTICA Y LITERATURA